En la isla hay muchas actividades a realizar, además del relax. Así que si estás ya cansado de playas de arena blanca, cocoteros y agua cristalina, te aconsejo que vayas a explorar el cementerio de los piratas, el sitio más visitado de Sainte-Marie. Es accesible sólo con la marea baja. En 20 minutos, con este recorrido descubrirás algunas calas desiertas que ofrecen unas vistas impresionantes.
Además de la magia de los arrecifes de coral, de los bosques tropicales y de sus cuentos de piratas, ¿a que no sabes por qué Sainte-Marie continúa eclipsando a Nosy Be?
Para llegar a este pequeño trozo de paraíso, las ballenas jorobadas viajan cada año casi 6.000 kilómetros. Abandonan las aguas frías donde se han alimentado durante el verano y buscan las aguas tropicales para aparearse. En el Océano Índico, las ballenas establecen su "campamento base" en la bahía de Antongil (Maroantsetra) y en el estrecho que separa la isla de Sainte-Marie y el continente, y también en el sur cerca de Anakao.
Madagascar ha tenido siempre un gran respeto, en la tradición malgache, a esta gran viajera del océano. Los habitantes de Sainte-Marie hasta celebran la llegada de las ballenas en una fiesta llamada Zañaharibe, que significa "Gran Dios".
Presentes en los relatos desde el principio de los tiempos, la ballena jorobada siempre ha sido objeto de intriga e incluso de miedo. El misterio que rodea a su silueta desgarbada, con las aletas pectorales largas, han contribuido a la construcción del mito del monstruo del mar y de las sirenas que encantan a los marineros con su canto hipnótico, llevándolos a las profundidades.
Conocidas por sus acrobacias y sus espectaculares saltos de varios metros fuera del agua, estos mamíferos marinos miden entre 10 y 15 metros de largo y pesan de 25 a 30 toneladas. Muchas veces los fotógrafos de vida salvaje consiguen captar sus saltos. Sin embargo, son sus cantos, especialmente durante la temporada de apareamiento, lo que más te sorprenderá.
El canto es una herramienta de apareamiento o de marcaje de territorio, que le da unos tonos musicales graves a las coreografías de las ballenas. Sus sonidos se repiten con frecuencia variable y en diversas secuencias.
Con estos sonidos audibles para el oído humano y con los infra-sonidos que producen, las ballenas se comunican entre sí a más de doscientos kilómetros de distancia, de océano a océano.
Muy curiosas hacia el entorno, las ballenas jorobadas se acercan a los barcos, que han sabido rentabilizar el carácter sociable de estas criaturas.
Gracias a la Asociación Megaptera de Mayotte, y a la Asociación de Operadores turísticos de Sainte-Marie, en 2001 se adoptó un código de conducta y se firmó un proyecto de cooperación, sobre una propuesta del Ministerio de Turismo de Madagascar, con el fin de asegurar la protección de los mamíferos marinos y de su entorno.
Como parte de este proyecto de ecoturismo ballenero comunitario, se llevaron a cabo diversas iniciativas, como la formación teórica y práctica de los guías turísticos oficiales para acompañar a los turistas durante su descubrimiento de la costa, aplicando el código de conducta, al que se han unido también muchos clubes de buceo y operadores turísticos.
Entre las normas que hay que respetar, especialmente durante la época de reproducción y el nacimiento de las ballenas, está mantener una distancia mínima de seguridad para la observación, una velocidad máxima de las embarcaciones que se acercan a las ballenas y una duración máxima de la observación. También la prohibición formal de tocar a estos mamíferos.
Así se establece un contacto progresivo y respetuoso con la ballena. Tu reportaje fotográfico no tiene por qué verse afectado por estas normas, siempre y cuando no pierdas la paciencia. No olvides llevar un equipo fotográfico de calidad, las imágenes de la fauna salvaje no se pueden improvisar en un barco...