Polinesia francesa, cita en islas desconocidas
Rurutu, en el corazón del océano
A una hora y media de Tahití, en el archipiélago secreto de las Australes, Rurutu se revela como una tierra prometida, entre mar y montaña. Los acantilados de piedra caliza se abren para mostrar cuevas secretas, cargadas de leyendas polinesias. Pero el verdadero tesoro de Rurutu se esconde bajo la superficie, en los confines del océano Pacífico, donde resuena el canto majestuoso de las ballenas jorobadas. Una experiencia única, casi mística, que recordarás mucho tiempo después de regresar.
El archipiélago Gambier, la joya rara
El tiempo no tiene poder sobre las islas Gambier. Todo parece suspendido en el mar, como las perlas que crecen en sus aguas transparentes. En Mangareva, la isla principal del archipiélago, la perlicultura y el trabajo del nácar son saberes sagrados que los artesanos mantienen al ritmo de las campanas de las antiguas iglesias, azotadas por los vientos del Pacífico.
Las Marquesas, el alma de los ancestros
Si las Marquesas son uno de nuestros destinos favoritos en la Polinesia francesa, es porque allí el archipiélago vibra con una fuerza sagrada. Un maná, como dicen los locales, impulsado por la potencia de los volcanes y la belleza de los mares del sur. Sus bosques exuberantes y acantilados escarpados guardan los secretos del arte polinesio. Descubre la talla en madera, el tatuaje tradicional y el grabado en coco.
Un viaje más responsable en la Polinesia francesa
Un viaje responsable en la Polinesia francesa comienza por respetar los ecosistemas marinos y las culturas locales. En las islas, muévete siempre que puedas en bicicleta o a pie. Y en el mar, elige siempre proveedores que respeten el medio ambiente y ofrezcan actividades sin contacto con la fauna salvaje.
También puedes viajar fuera de temporada, de abril a junio o de septiembre a noviembre, para evitar la masificación turística. Y no dudes en visitar islas menos conocidas, como Huahine o Rangiroa.